jueves, 28 de mayo de 2009

Pescar bonitos buceando

Cuando llegaban los boniteros al muelle de Massó se descargaban los bonitos desde el barco al muelle a brazo. Uno por uno los sacaban de las bodegas y los lanzaban hasta el muelle donde estaban los tractores. El riesgo era que alguno se les cayera al mar y se hundiera, con lo cual era difícil de recuperar. Una vez ocurrió que cayó uno al mar y lo dieron por perdido, pero cuando el barco se fue, alguien de los que se estaba bañando se lanzó desde el muelle y buceando lo recuperó. Esto abrió la posibilidad de pescar bonitos buceando en el muelle de Massó.

miércoles, 27 de mayo de 2009

La "tanza"

La "tanza" era el hilo que usábamos para pescar, un producto de nylon transparente, duro y resistente, que se vendía en los ultramarinos. Teníamos que "empatar" los anzuelos con el nylon haciendo un nudo especial para que no se soltasen. Solíamos perder bastantes anzuelos y plomos cuando se nos enganchaban en las algas, sobretodo cuando la marea estaba baja, por eso había que ir con una caja de repuestos para poder seguir pescando.

lunes, 25 de mayo de 2009

La "pioja"

La "pioja" era la mancha de humedad que se quedaba en la ropa cuando esta no se secaba bien y se guardaba o cuando una pieza quedaba expuesta mucho tiempo a la humedad en un tendal. Eran unos puntitos negros más o menos densos. Tal vez sea una palabra castellanizada y en gallego sea "pioxa" o "piolla". No tiene que ver con los piojos.

domingo, 24 de mayo de 2009

El sacauntos

El sacauntos ¨habitaba¨ entre los maizales. Éste era otro de los mitos de nuestra infancia que más miedo nos infundía (a mi por lo menos), ¨llegaba¨ en el verano cuando la planta del maíz estaba en pleno apogeo y en aquella frondosidad podía asomar en cualquier momento dispuesto a sacarnos ¨los untos". Por supuesto que a ningún niño se nos ocurría pasar por allí al llegar la noche -había un pequeño maizal por detrás del hotel-. Cuando descubrí que ¨el sacauntos¨era una estrategia para que no robasen las mazorcas de maíz, sentí alivio y a la vez decepción, al fin y al cabo se había convertido ya en un personaje

sábado, 23 de mayo de 2009

La ballenera

¡Como huele a ballena¡ Esta expresión era de lo más habitual y ese olor tan característico se originaba cuando se descuartizaba la ballena y (creo que era por eso) se quemaba o cocía la grasa

miércoles, 20 de mayo de 2009

El "rapacús"

El "rapacús" era la oruga de la procesionaria del pino que tanto temíamos por sus consecuencias. Los pinos de la zona tenían nidos de procesionarias y solíamos verlas en su procesión, alejándonos inmediatamente de ellas porque aun a distancia se sentían sus efectos. Yo tuve ronchas en más de una ocasión, era algo así como ortigarte pero con más dolor. Es una palabra gallega y algo relacionada con "raparse el culo"

El "poleiro"

Los gallineros de las huertas tenían un casetucho dividido en dos partes, en la mas grande dormían las gallinas subidas en el "poleiro", aquella especie de grada de palos fijos en las que se quedaban ubicadas. Por debajo se amontonaba el estiércol que después servía para abonar las huertas. En el cuarto pequeño se ponían las gallinas cluecas para que incubasen los huevos sin ser molestadas. Es una palabra gallega derivada de pola, la rama de los árboles.

El "legón"

En las fincas y huertas se plantaban patatas o verdura haciendo los surcos con ayuda del "legón" o azadón. Realmente era un trabajo duro porque abrir aquellos surcos a fuerza de brazos era mucho. Había jornaleras que por un salario y la comida a pie de surco, en un día, plantaban un campo de 50 metros cuadrados. Supongo que es una palabra gallega.

martes, 19 de mayo de 2009

Los "tutelos"

Los "tutelos" eran las cerbatanas que hacíamos los niños con las cañas. Había tres tipos de cañaverales, las del país, las índias (que se usaban para pescar) y unas que llamaban "vanas" y que eran las adecuadas para hacer los tutelos. Por la zona había alguien al que apodaban el "tuto" y probablemente tenía que ver con esto de las cañas. Tiene que ser una palabra de origen gallego.

lunes, 18 de mayo de 2009

La "poalla"

La "poalla" es la lluvia menudita, también llamada orballo o chiri-miri, y así se le llamaba en la zona a esta lluvia. También la llamábamos "calabobos" por aquello de que sin querer uno se acababa mojando. Recuerdo que había alguien al que apodaban "el poallo", tal vez por algún simil con esta lluvia. También es una palabra gallega.

Los "fentos"

Los "fentos" eran los helechos que crecían abundantemente debajo de las arboledas como la que había al lado de la escuela. Desde la carretera de abajo, a la altura de la casa de Palacios, había una bajada hacia un corredor que iba pegado a la pared de la fábrica, --por allí nos metíamos mucho los niños--, era una zona húmeda y en las paredes crecía un tipo de fento de hoja menuda que mi madre cultivaba en macetas en casa. Obviamente es una palabra gallega.

Los "bimbios"

los "bimbios" eran las varas que daban una especie de salgueiro en el otoño de color amarillo con la que se ataban sarmientos en las vides, se hacían cestos, etc. Salgueirón debió de ser una zona de salgueiros abundantes, pero únicamente se podían ver en aquella época por la zona del campo de fútbol hacia Areamilla, que era dónde había campos de labranza. Supongo que es otra palabra gallega.

El "fiuncho"

El "fiuncho" es una planta salvaje que crecía por cualquier parte en Salgueirón, a veces al borde de los caminos, de olor intenso a anís, y que seca se empleaba para cocer las castañas en otoño. Es otra palabra de origen gallego.

La "bacaloura"

La "bacaloura" era un escarabajo volante, de dimensiones considerables, con unas pinzas grandes, que aparecía en verano por Salgueirón y decían que comía cerezas. Los niños los capturaban y los amarraban a un cordel y los llevaban a rastras. Esta palabra es de origen gallego.

El "queimacasas"

El "queimacasas" era un cangrejo negro que había por las escolleras del muelle de Massó al que tirábamos piedras los niños. No tenía valor comestible y por eso no lo apreciábamos. Por otro lado era bastante abundante lo cual contribuía a su devaluación. Esta es otra palabra de origen gallego evidentemente.

domingo, 17 de mayo de 2009

La "serradela"

Otra palabra para el diccionario. La "serradela" era una hierba que cogíamos en el "Campiño" para alimentar a los grillos que capturábamos y metíamos en una caja. Tenía una hojilla muy fina y se doblaba sobre el nervio principal. Crecía justo dónde estaban los agujeros de estos insectos y realmente era lo que comían. Supongo que también es de origen gallego.

El "barolo"

Hay palabras que quedan desde la infancia y no se olvidan, para mí es el caso de la palabra "barolo", que no sé si sigue vigente. El barolo es el moho, lo que empezaba a verdecer en un alimento cuando pasaba el tiempo. Supongo que es de origen gallego, pienso que no está mal hacer un pequeño diccionario con estas palabras y volveré a poner alguna otra que guardo en la memoria.

jueves, 7 de mayo de 2009

Compitiendo en las Fiestas del Cristo

Desde Salgueirón esperábamos con entusiasmo que llegaran las Fiestas del Cristo de Cangas, tanto por las diversiones y los bailes como por las competiciones deportivas que se celebraban por las mañanas. Una de las veces, Fernando y yo, nos preparamos y nos apuntamos a participar en la travesía a nado desde un muelle al otro del puerto de Cangas. Recuerdo cómo mi participación se redujo a la salida en aquella mañana que nos pusimos en la borda de aquel pesquero. Cuando estábamos en posición, antes de dar la señal y por la premura de salir, me lancé al agua antes de tiempo con lo que en mi inmersión iba imaginándome que me iban a descalificar, oyendo a la vez los chapoteos de los demás a los que supuestamente había inducido a lanzarse antes de tiempo, a la par que sorprendiéndome por la cantidad de algas que había y con desagrado por el sabor a gasoil que tenía el agua. Cuando salí a superficie después de todas aquellas prolongadas sensaciones (¡en apenas segundos!), observé que toda la cuadrilla ya se había lanzado e iba por delante de mí a toda pastilla. Ya sólo me quedó nadar dignamente hasta el otro muelle para completar mi honrosa participación.

viernes, 1 de mayo de 2009

Las visitas de Don Gaspar

Los niños de Salgueirón nos movíamos con toda familiaridad por la fábrica porque todo el mundo nos conocía, no es que nos metiéramos en todas partes pero si podíamos cruzar la fábrica de cabo a rabo con absoluta tranquilidad. Pero, había una excepción en los días, cuando venía Don Gaspar a visitar la fábrica no se nos ocurría ni aparecer para no estorbar. Esas visitas eran esporádicas pero nos enterábamos por el coche oficial, aunque es curioso porque realmente ni lo llegábamos a ver.

Un jabalí en la escuela

El Hotel de Massó se convirtió con el tiempo en viviendas y en escuelas. Cuando las escuelas bajaron a la planta baja entrábamos por la puerta principal del Hotel y nos encontrábamos con el pequeño hall del mismo donde había un mostrador, a la derecha estaba la escuela de niños y a la izquierda la de las niñas, y en ese hall había también una chimenea con una cabeza de jabalí disecado en la parte superior. Ese jabalí presidió nuestras entradas y salidas a clase todo el tiempo que estuvimos allí, fue testigo mudo y "tieso" de nuestro tesón por aprender.

La sirena

La sirena de la fábrica formó parte de nuestra cotidianidad durante todo el tiempo que allí vivimos. Recuerdo, si no me equivoco, que sonaba a las doce y media marcando el fin de la jornada de mañana. Cuando esto ocurría, a los cinco minutos la alameda se llenaba de mujeres y hombres que a toda prisa se dirigían a sus casas a comer, unos subiendo por el ramal que los conducía a la zona de la carretera y Balea, otros bajando hacia el hotel .