viernes, 27 de febrero de 2009

Una historia del Roll

También encontré esta historieta que dibujé en Salgueirón y que cuenta la vida que hacía el Roll en casa.

Imágenes del Roll

Encontré unos dibujos que hice del Roll cuando estaba en casa. Aquí van.

Un centro de cálculo en la fábrica

En lo últimos años de vida de la fábrica se hicieron esfuerzos por modernizarla, entre otras cosas se creó un centro de cálculo que, según recuerdo, se puso en marcha con un ordenador IBM (¿360 ó 370?). Esto fue a principios de los setenta lo cual indica lo avanzada que fue la medida. Vino un asturiano de Pola de Siero a trabajar en el centro de cálculo que casualmente era conocido de mis padres. No sé cómo pero yo tenía una de aquellas tarjetas perforadas que se usaban en el ordenador, tenía un tamaño bastante reducido comparada con los tarjetones habituales y eso ya me parecía un avance. ¡Pero la informática tampoco salvó a Massó!

miércoles, 25 de febrero de 2009

Los campos de redes

Entre el campo de fútbol y el hotel había un gran campo de redes que solía cruzar cuando iba a la playa de Areamilla. Había otro gran campo de redes yendo para San Roque y otro en la carretera nueva. Consistían de unos tendederos para secar las redes en filas paralelas, hechos con postes de granito y unos alambres gruesos como tendidos. La técnica de construcción era la misma que la de las parras de los viñedos. Las redes antiguas eran de hilos que quedaban húmedos al venir de la mar y se podían pudrir, por eso había que secarlas; posteriormente se empezaron a hacer de nylon y ya no tenían ese problema, con lo que los tendederos quedaron en desuso. Pocas veces vi poner a secar redes en el campo de redes de Salgueirón, las tenían que traer en camiones y las extendían todo a lo largo del campo para que secasen bien.

Un carro de bueyes por Salgueirón

En Salgueirón había un sitio que se llamaba "la cuadra", que estaba detrás del Garaje, en el que había unas viviendas y, presumiblemente, habría una cuadra con bueyes y carro. Tenían los palleiros hechos con los restos de los maizales. Recuerdo a dos de los niños que vivían allí --uno era pelirrojo--, más mayores que nosotros, uno de los cuales decían que había participado en la película "55 días en Pekín" de extra cuando estaba en la mili. Por otra parte, lo que si recuerdo es a un señor delgado y alto, con su boina y zuecos de cuero, que venía a menudo desde fuera a la Ballenera a coger estiércol de ballena para echar en los campos --recientemente vi una foto suya en uno de los libros de A Cepa. Como era un material blando iba dejando un reguero por toda la carretera de abajo, con el consiguiente olor y peligro de pisarlo, además de los restos naturales de los animales. El Roll se rebozaba en aquellos restos de estiércol y luego había que bañarlo. Era característico el cantar de aquellas ruedas cuando el carro venía cargado, "ardíalle o eixo na... carretera de abaixo".

viernes, 20 de febrero de 2009

La Cantina de Massó

La Cantina de Massó estaba encima de los vestuarios, su cometido era servir de comedor para que la gente comiera al mediodía y siguiera trabajando por la tarde. Las mujeres y los hombres traían la comida de casa en tarteras envueltas en paños, que tal vez calentaban en la Cantina, y lo que consumían allí era, preferentemente, la bebida y el pan. Había un apartado de la Cantina donde estaban los toneles de vino, Adolfo tenía unas medidas de cuartillo, medio o un litro y con ellos servía el vino. Curiosamente tenía una pequeña bodega de vino debajo de la escuela de las niñas en el Hotel. Cuando pusieron televisión, recuerdo que me quedaba viendo los partidos del Real Madrid, las películas de Rintintín o de Patrulla de Caminos, cuando iba a buscarle el vino a mi padre.

José el jardinero

José era el jardinero de Massó, le acompañaba una mujer (no me acuerdo de su nombre) que era su ayudante, y andaba arreglando mirtos y setos por todo Salgueirón. José era andaluz y vivía en una de las casas que daban a la carretera general. La fábrica tenía unos jardines todo a su alrededor, con especies foráneas, que estaban muy bien cuidados por estas personas. Los niños jugábamos al futbol en la alameda y éramos un peligro para aquellos jardines, sin embargo nunca nos llamaron la atención más que lo debido. Pegado a mi casa y a la de Rafaela, en la alameda, había unos rosales de los que recuerdo la perilla que quedaba cuando se caían los pétalos. Por aquel entonces alguien me había dicho que los rosales y las manzanas eran de la misma familia, lo cual no me extrañaba viendo aquellos cálices fecundados. Cuando José se fue ya no vino otro jardinero, que yo recuerde, aunque los jardines fueron subsistiendo con un mínimo mantenimiento.

martes, 17 de febrero de 2009

La matanza del cerdo

Siendo pequeño asistí a la matanza de un cerdo detrás del Hotel. Se mataba el cerdo clavándole un gran cuchillo en la garganta. ¡Chillaba de lo lindo!. La sangre se recogía en unas palanganas para hacer las morcillas y las filloas. Se extendía en un banco y se le quemaban los pelos con unas pajas encendidas. En varios sitios de Salgueirón se debían de cuidar cerdos que luego se sacrificaban porque solía oírse el silbido del capador en otoño, aunque posteriormente también usaba aquel silbato el paragüero-afilador. Éste último venía al principio con su tradicional rueda de afilador, posteriormente traía una moto, afilaba cuchillos y ponía remaches en las tarteras que se picaban.

viernes, 13 de febrero de 2009

La sirena de la fábrica de Massó

La entrada y salida de la fábrica se hacía a golpe de sirena. Sonaba por la mañana temprano, al mediodía, por la tarde temprano y a última hora de la tarde. Todo dependía del pescado que hubiera llegado. Había personal fijo y personal discontinuo, para éstos últimos era fundamentalmente la sirena. Sonaba en varios kilómetros a la redonda (estábamos acostumbrados a aquel pitido) y ésta era la señal de que había trabajo. Los trabajadores y trabajadoras tenían que fichar en un reloj-panel que había a la entrada, así se controlaban las horas de trabajo y, por cierto, el salario se daba en unos sobres beiges.

Cebo vivo

Algunos barcos de pesca que atracaban en el muelle de Massó disponían de un pequeño espacio en la cubierta donde tenían agua de mar con sardinitas vivas, una especie de pecera, que era el cebo vivo que utilizaban para pescar. De pequeños los niños andábamos mucho por el muelle y nos subíamos a las cubiertas. Recuerdo mirar dentro de aquellos depósito y sorprenderme al ver los peces nadando porque no esperaba que un barco de pesca mantuviera el pescado vivo, había un contrasentido aparente: el barco encima del mar y conteniendo agua de mar. Los pesqueros vascos venían a la ría de Vigo a capturar este cebo vivo, me parece que eran boniteros, venían en grupo y estaban unos días por medio de la ría, se reconocían por la forma y los colores más vivos de sus barcos.

jueves, 5 de febrero de 2009

Temporal en la ría

Cuando había temporal en la ría el barco de vapor hacía un recorrido más largo. Para coger de proa y después de popa las olas tenía que salir de Cangas en dirección hacia la salida de la ría y después enfilaba hacia el muelle de trasatlánticos de Vigo. A la vuelta hacía el mismo trayecto en sentido inverso. En este ángulo más agudo, en su recorrido primero pasaba muy paralelo a Salgueirón, y el verlo en esta maniobra era señal inequívoca de que el mar estaba complicado para ir a Vigo. Cuanto más paralelo iba a la costa más temporal había. En algunos momentos se llegaba a cerrar el puerto y entonces se suprimía el servicio. Estas maniobras las podía contemplar desde la ventana de mi habitación y, curiosamente, a mí me gustaban los días así de complicados.

martes, 3 de febrero de 2009

La tiña

De pequeños los niños decían que si comíamos fruta verde nos entraba la tiña. El asunto era bastante disuasorio porque no queríamos vernos con la cabeza a peladas. Tal vez fuese una estrategia para que dejáramos madurar la fruta porque éramos unos impacientes o para que no la robásemos. Hablando de fruta, recuerdo que en la cantera de detrás del Hotel había unas vides salvajes e íbamos a coger algunos racimos que había por el verano. No solíamos andar mucho por allí porque era ya territorio de los de Balea. Aquella cantera junto con la del Montiño era de donde habían sacado la piedra para la construcción de la fábrica. Ahora me acuerdo de haber vivido la extracción de la piedra en la cantera del Montiño, hacían agujeros y metían la dinamita, pero antes de explotar tocaban una especie de cuerno para avisar de que iba a haber una detonación. La explosión hacía retumbar las casas.

Las anchoas

Una vez me encontré en la fábrica de redes con unos barriles prensados (con piedras encima) llenos de anchoas en el proceso de salazón. Me pareció que aquel era un sistema más antiguo de hacer la conserva y también me sorprendió que los barriles estuvieran en plena calle. Recuerdo oír contar a Don Paco, el director gerente de la fábrica, historias de cuando iba al País Vasco a comprar los camiones cargados de anchoas para traer a Massó. De ahí le venía el ser aficionado de la Real Sociedad.

domingo, 1 de febrero de 2009

Observación de un OVNI desde Salgueirón

Una tarde de domingo (aprox. 1970) se observó desde Salgueirón, en la dirección del monte de San Roque, una especie de globo alargado que permanecía inmóvil en el cielo. La primera impresión fue que era un globo aerostático que no se desplazaba mucho, que estaba demasiado estático y bastante alto. La cuestión es que no le dí más importancia hasta que por la noche, escuchando la radio, resultó que decían que desde muchos puntos de la provincia habían visto también ese objeto y daban testimonios de lo más variopintos: había gente que lo había visto descender de forma rápida hacia las islas Ons; otros decían que se movía hacia tal o cual dirección. La cuestión es que no hubo más historia que ésto.

Recuerdo que me resultaba emocionante haber sido testigo de un caso del llamado fenómeno OVNI.

Don Bernardo

Don Bernardo era el activo cura de Darbo. El anterior cura venía una vez al año por las casas de Salgueirón a bendecirlas, normalmente en verano y acompañado de unos monaguillos a los que se les daba algo, sin embargo, Don Bernardo venía más a menudo por las escuelas a dar charlas de catequesis. Lo que llamaba más la atención era que traía "muchas innovaciones técnicas", al principio utilizaba una moto en sus desplazamientos, pero luego pasó a usar un "huevo", esto es, una especie de minicoche en forma de huevo. Creo que era el cura que daba misa en la fábrica de Massó cuando había que trabajar los domingos cuando se acumulaba el producto. También la decía en San Roque y en una iglesia que tenía en un piso en el mismo Cangas y la razón de tanto desplazamiento, entre otras cosas, era que la parroquia de Darbo tenía (y tiene) una extensión muy grande.

A don Bernardo yo lo percibí como un nuevo modelo de cura surgido del Vaticano II.