sábado, 28 de marzo de 2009

Cohetes con cerillas y otros peligros

En una época se nos dio por hacer cohetes con cerillas, usando aquellas cerillas que tenían rabo de papel encerado y que se podían retorcer. Con ayuda de papel de "plata" hacíamos los cohetes con una, dos o tres cerillas, le plantábamos fuego y salían disparados. Inventiva teníamos aunque a veces mal encaminada como la vez que se me ocurrió meter un cable en el enchufe de la luz unido a una pila, el resultado fue que fundí los plomos de casa. ¡Muchos calambrazos llevé de aquellos 125 voltios en los interruptores de la luz de cerámica que estaban descascarillados!. También recuerdo que los barcos que estaban en el carro tenían electricidad, supongo que para que no se subiese nadie a ellos cuando no trabajaban, pero a nosotros nos daban corriente. Además en el carro había unas piedras blancas que provenían, como un producto residual, de la soldadura de barcos, que nosotros lanzábamos al mar porque al contacto con el agua reaccionaban violentamente. Los niños las llamaban carburo.

La instalación eléctrica dentro de las casas de Massó estaba toda al aire, iba desde el contador de la luz por la parte superior de las paredes y llegaba a todas las habitaciones. Cada poco tiempo venía un trabajador de la luz a medir el contador.

jueves, 26 de marzo de 2009

El horreo de Massó

Enfrente al Hotel, en la bajada de la carretera de arriba a la de abajo, había un hórreo --ahora parece que ya no está--, que se conservaba muy bien ya que era de nueva construcción. Más abajo, en la rotonda, delante del garaje, estaba el crucero que hacía juego con el hórreo. El hórreo tenía una función mas ornamental que otra cosa aunque recuerdo que en su momento José, el jardinero, guardaba en su interior las herramientas que empleaban en el arreglo de jardines. El lugar en el que estaba no era cómodo para los niños porque quedaba a una altura considerable sobre la carretera de abajo y tenía su peligro.

domingo, 22 de marzo de 2009

La leche en polvo en la escuela

Este comentario quizá no les diga nada a los más "pequeños de Salgueirón" pero fuimos bastantes los niños y niñas que asistíamos a la escuela de doña Sagrario (aún situada en el último piso del hotel) que probamos la leche en polvo mandada por los americanos para suplir las deficiencias alimentarias de una época difícil. A la hora del recreo se calentaba agua en una olla gigante y allí se echaba aquel polvo desprendiendo un olor tan fuerte (todavía permanece en mi memoria olfativa) que me impedía probarla, nunca lo hice .

martes, 17 de marzo de 2009

Creciendo a estirones

Cuando éramos pequeños crecíamos cada vez que caíamos enfermos con cualquier gripe o enfermedad infantil (Fernando me contagió las paperas), y el resultado era que salíamos de nuevo a la calle con 4 ó 5 cm de más. Eran los estirones. A la vuelta de uno de esos estirones me encontré con más capacidad para correr. Retando a Fernando o a Berto a hacer carreras conseguía ganarles con una facilidad que antes no poseía, la ventaja era de los centímetros aumentados. Le hacía carreras delante de la de Palacios por la carretera de abajo y los llevaba de calle. Es la toma de conciencia de las habilidades corporales, me pasó como con el aprendizaje del kroll.

domingo, 15 de marzo de 2009

La tortuga

En la playa del Carro, bajando las escaleras, había una piedra que asemejaba una tortuga, con su concha y su cabeza. Con marea alta llegaba el agua hasta su base, era el límite de la marea, y en su entorno era dónde poníamos las toallas. Enfrente de la tortuga ya venía todo un pedregal que en marea baja dejaba al descubierto muchas cuevas con camarones, cangrejos y lorchas. Con marea baja la playa del Carro era un auténtico lago de algas verdes, y el propio carro se convertía en una peligrosa pista de patinaje, sólo con marea alta se podía disfrutar del baño y era lo más parecido a una piscina que teníamos.

Bañarse en Areamilla

Areamilla es la playa más importante de Salgueirón, no es muy grande que digamos pero tiene bastante amplitud y fondo despejado como para poder bañarse en cualquier marea. Con marea baja hay fanecas bravas y buena cuenta de ellas dí yo un día que me picaron. En la playa jugábamos a menudo al fútbol con la gente de Balea y después de sudar un rato apetecía darse un buen baño, a pesar del agua fría que suele haber. Recuerdo que en esta playa aprendí a nadar a kroll por primera vez, que coordiné los movimientos de los brazos con la respiración acompasada con la cabeza metida en el agua. Es curioso pero esos momentos en que uno se da cuenta que domina una situación quedan grabados para siempre. Recuerdo que estaba ese día en la playa Alicia la hija de Chiquitina y fue testigo de mi logro. Curioso, ¿no?

miércoles, 11 de marzo de 2009

Bendición de las casas

Don Francisco Lariño era el párroco de Darbo y al llegar la Pascua los vecinos de Salgueirón lo llamaban para bendecir las casas. Se le daba una limosna (que podía ser en especies como una docena de huevos o lo que buenamente se podía) lo que el bueno del cura agradecía con una frase amable o con una broma .

sábado, 7 de marzo de 2009

Jugando con piedras (criqui y miquis)

Uno de los juegos que jugábamos los niños consistía en que un jugador lanzaba una piedra por el camino y el otro intentaba darle con la suya. El juego se encaminaba tirando uno detrás del otro. Si se le daba a la piedra del contrario (criqui) se ganaba un punto o se cobraba con una palmada. Según a la distancia que quedase después de darle se podía ganar más puntuación (miquis). Era el tal para ir caminando y entretenerse por el camino. Las piedras más duras y vistosas eran las de "seixo", cuarzo blanco, que después de unos cuantos choques olían a quemado. El cuarzo dejaba un olor agradable característico por las chispas que saltaban cuando se golpeaban entre si dos de estas piedras.

viernes, 6 de marzo de 2009

El campo de fútbol

En el campo de Massó era donde jugaba el Alondras pero también donde se celebraban otros muchos partidos. Lo primero que recuerdo eran los partidos de solteros contra casados en las fiestas de San Cristobal y también se jugaban partidos de infantiles y juveniles de ligas menores. Los partidos importantes los jugaba el Celta contra el Alondras en las Fiestas del Cristo y casi siempre ganaba el Celta. Una vez vino Peiró a jugar un partido. Era la época de Pazolo, Kubala y Sangabriel entre otros. Los niños nos subíamos al muro o le dábamos algún dinero a los porteros para que nos dejaran pasar y así poder ver los partidos. Hubo una época en que el Alondras tenía que ir a jugar a Asturias y el club compró un miniautobus en el que se desplazaba el equipo pero se tenían que dar unas palizas terribles de viaje. De Salgueirón jugaron en el Alondras, José, el hermano de Quinito, y Miguel, el hermano de Merche.

jueves, 5 de marzo de 2009

Bañarse en el carro

Cuando llegaba el verano nos bañábamos en el "carro". El carro estaba situado al lado de la playa de don Paco, frente al economato y se llamaba así porque era por dónde subían los veleros que estaban allí varados para poder repararlos. Sólo conseguí bañarme allí una o dos veces, nunca entendía el porqué mis padres no me dejaban hacerlo.

miércoles, 4 de marzo de 2009

Una anécdota de Chelito

De Chelito recuerdo la cantidad de faldas que traía encima, que le hacían una figura voluminosa, y que siempre acompañaba a doña Carmen, la abuela de Estrella y Fina, a la misa de Cangas. Contaban de ella una anécdota, tal vez distorsionada, y era que una vez fue a comprar un helado y lo pidió de tres "disgustos" en lugar de tres gustos. La dependienta la quiso corregir ante lo cual Chelito se "disgustó" mucho y le replicó algo así como: ¡Ahora resulta que no sé pedir un helado!

La tienda de la señora Francisca

La señora Francisca es uno de los personajes más antiguos que recuerdo, detrás de su mostrador nos vendía los productos que no podíamos comprar en el economato de la fábrica. Tengo la imagen de una señora enlutada que hacía los cartuchos de maíz o harina (había que llevar el papel), pesaba y cobraba. Era la de Romay, la única tienda que había cerca de Salgueirón, con su secadero de pulpo al lado con aquel olor penetrante. Cuando empezaron los supermercados, como el de Mucha en la Caína, se acabó la tienda, no podía competir con la variedad que tenían estos nuevos establecimientos.

martes, 3 de marzo de 2009

CHELITO

Chelito es uno de mis personajes de la infancia. Como ya dijo Estrella, vivía (yo creo que gracias a la generosidad de Pancho y Filo ) en su casa y yo la veía pasar todos los días con sus múltiples horquillas en el pelo (nunca vi tantas en tan poco pelo) porque lo mismo que las faldas, enaguas y todo tipo de ropa las superponía una sobre otra. Para los que no la llegasteis a conocer os diré que tenia una minusvalía pero acompañada de una buena dosis de dignidad ya que era la encargada de los recados del barrio por los que cada vecino le daba una buena propina y esto me imagino le aliviaba un poco su situación. Chelito traía el hielo para las neveras (iba a buscarlo a la fábrica de Massó) , el serrín de la sierra de Hernández, algún paquete pequeño de Cangas, ..........