sábado, 25 de diciembre de 2010

El Belén

El Belén lo hacíamos todos los años con las mismas figuritas de barro cocido y el portal. Lo principal era conseguir el musgo y, para ello, recorríamos las zonas más húmedas en torno a la fábrica para traer los terrones de musgo. Algún helecho también caía para hacer el papel de palmera (algún bichillo también venía involuntariamente). Otro componente era algo de arena para los caminos y eso se conseguía en la playa. Con un poco de riesgo se ponía agua, pero lo más seguro era la platina de las tabletas de chocolate. Solo con el paso de los años creo que se llega a comprender bien el significado del Belén, aparte de la recreación de las escenas del nacimiento de Jesús, cuando comprendemos que significa el participar como niño en la vida poniendo un monte aquí, una figurita allí, un río por este lado, unos pastores y sus ovejas en aquel monte....

lunes, 6 de diciembre de 2010

Mi primera bicicleta

Ahora que se acerca de nuevo el día de Reyes me vuelven a la memoria todos aquellos regalos que, por un motivo o por otro, dejaron huella en mí.Sobre todos ellos permanece en el recuerdo mi primera bicicleta.
Por los comentarios que sobre nuestras bicicletas hacéis, veo que recordáis que la mía era verde. Pero quizá no es lo más significativo el color sino su origen. Cuando la recibí el día de Reyes, me sentí privilegiada ya que era , a mis ocho años, la única que la tenía. Esto no fue debido a que mis padres tuvieran mayor poder adquisitivo que los otros, ni mucho menos, sino a la habilidad de mi padre por la reconstrucción de objetos antiguos que todavía conserva hoy. Esta bicicleta era un despojo oxidado que había en alguna esquina de la casa de mis abuelos, en Balea. Mi padre la limpió, pintó y engrasó. Recuerdo el color aluminio del manillar y radios de las ruedas Creo que lo único nuevo era el timbre y las llantas. Al ser la primera, fue una especie de bicicleta escuela que compartíamos en el aprendizaje por el sistema de dejarse ir cuesta abajo ( como bien recuerda Estrella).Gracias al “buen hacer” de mi hermano Toño, creo que mi primera bicicleta no duró mucho.

jueves, 4 de noviembre de 2010

La canción más antigua...

La canción más antigua que recuerdo puede ser que sea "Marina", aunque también está entre las primeras la de "Lavanderas de Portugal". Supongo que las habría oído a través de la radio, ya que era la única fuente de audio que había a comienzos de los sesenta, más improbable era que se la oyese cantar a alguien porque no recuerdo que la gente cantase mucho. Luego se pusieron de moda las canciones sudamericanas y, particularmente, las rancheras. Había la costumbre de pedir al programa, supongo que por carta, que dedicasen tal o cual canción a unas chicas o una novia o amigas, era la modalidad de canciones con dedicatoria que supongo que oirían los que estaban implicados. Las de Jorge Negrete, Antonio Machín o Los Tres Sudamericanos, estaban entre las solicitadas. En las fiestas del pueblo, las orquestas reproducían, también, las canciones sudamericanas, intercaladas con los famosos pasodobles españoles, pero luego empezaron los yeyés y ya fue otra cosa.

sábado, 30 de octubre de 2010

Calabazas de difuntos

Las calabazas quedaban en los campos donde se había cultivado millo después de que este se hubiera recogido. Lo único que quedaba realmente eran los apilamientos del cañoto del millo en forma de meda cónico y las calabazas coloridas que habían madurado durante el verano,  ambos productos estaban destinados al alimento de los animales --en algunos casos se cultivaban manguetas que servía para el consumo humano haciendo, por ejemplo, chulas. En este contexto era natural que los niños cogieramos las calabazas que quedaban en los campos y huertas, en general las pequeñas, y las utilizáramos para hacer las calabazas de difuntos. Una de estas calabazas la dejé un año, al atardecer, en las escaleras de subida de la fábrica, encima de un poste del pasamanos --tenía su vela y todo. El objetivo era dar miedo a los transeuntes en aquellas noches desapacibles del otoño, en las que realmente era como para espantarse el encontrar algo de luz y calor (un hilo de vida) en medio de aquella naturaleza moribunda.

jueves, 14 de octubre de 2010

El huevo de madera

El huevo de madera que tenían todas las cestas de costura era realmente singular. Tenía la forma perfecta de huevo y era lo que más llamaba la atención, máxime cuando en casa había gallinas --no me imaginaba a una de aquellas gallinas queriendo incubar tal objeto. Por supuesto se utilizaba para zurcir calcetines, porque era la cultura del mantenimiento, las cosas tenían que durar aunque remendadas. También podía haber palillos de madera para hacer calados, aunque eso era más complejo. Lo que no faltaban era agujas de calcetar y de ganchillar, dedales, tijeras, alfileres, imperdibles, corchetes y toda una colección de agujas de coser, desde estambreras hasta las más finas. ¡Ah!, y todo tipo de botones de repuesto.

viernes, 1 de octubre de 2010

Pelar castañas y otras tareas

Ahora que viene el Otoño me vienen al recuerdo las castañas cocidas. Cocidas y no asadas, porque esta era la forma tradicional de prepararlas con los anises que crecían por todos los lados y en particular en las huertas. Para ello había que colaborar pelando las castañas lo cual era un poco pesado. También recuerdo la colaboración que teníamos que hacer en otra tarea doméstica como era el elaborar los ovillos de lana. Con nuestros brazos extendidos aguantábamos las madejas de lana para que nuestras madres hicieran el ovillo necesario para calcetar. Otra tarea bastante habitual era la de ayudar a doblar sábanas y mantas. Cogíamos los extremos que nos daban y seguíamos el orden que nos marcaban, aunque a veces por aquello de la imagen especular lo hacíamos al revés. ¿Y qué decir de enrollar calcetines? ¿Y de batir nata para hacer mantequilla? Teníamos muchas tareas infantiles en las que participábamos en el mantenimiento de la casa y, porque no, en las que jugábamos también para entretener los días frios o lluviosos.

sábado, 25 de septiembre de 2010

Huevo, pico o araña

El juego del huevo, pico o araña, consistía en la confrontación de dos grupos, a uno le tocaba ponerse agachado en fila y al otro saltar encima de estos, procurando no caerse, y hacer la pregunta de huevo, pico o araña, a la vez que con la mano el capitán simbolizaba una de estas tres cosas. Si acertaba el equipo inferior, se cambiaba la situación y, entonces, los de abajo pasaban a saltar encima de los otros. El juego contaba con el soporte inicial de alguien que estaba fuera del juego, que a su vez actuaba de árbitro en la cuestión, y ayudaba a que el primero de la fila inferior tuviera una amortiguación de los saltos apoyando la cabeza en su regazo. El asunto era un poco bruto, los saltadores intentaban cargar a los de abajo, derribándolos si era posible, para hacerles sufrir el peso. ¿Juegos de iniciación?

En el blog "Acariciando el gato" hay una foto que ilustra muy bien el juego y la tomo prestada:

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Barcos de corcho

En el Carro y la playa aledaña se solían acumular restos de la fábrica que llegaban flotando. Recuerdo que la parte inferior del Carro, con marea baja, tenía una cantidad grande de algas filamentosas y por eso, en la parte superior, con marea alta, se debían de ir acumulando estos restos. Había unos corchos alquitranados que debían de proceder de algún tipo de aislamiento térmico de barcos o de la propia fábrica, y que pronto les buscamos utilidad para nuestros juegos infantiles: hacer improvisados barcos con quilla, timón y vela, para hacer carreras con el viento. Los echábamos desde el muelle y, según el viento, se iban para la playa o para la ría, con la consiguiente pérdida en este último caso. Lo malo eran aquellas algas filamentosas que en las escaleras del muelle eran verdaderas pistas de patinar y más de una vez me caí, incluso al mar. Llegué a soñar con ser constructor de barcos, reforzada esta ilusión por la gran tradición de astilleros de la ría, pero también varé estos sueños en la playa o se me perdieron en el fondo de la ría porque mis derroteros fueron por otros lados. Lo mío no era hacer realidad los sueños, a lo más, soñarlos.

lunes, 13 de septiembre de 2010

Video de Massó publicado en Youtube

Letrero de Massó

EL MAR ES CAMINO PARA TODOS, FU-
ENTE DE VIDA, FECUNDADOR DE LA TIERRA,
TESORO DE LOS POBRES.

PESCADOR QUE EMPLEAS EXPLOSIVOS,
TRABAJAS CONTRA QUIEN TE ALIMENTA.

NUESTRO RESPETO Y NUESTRO AMOR PA-
RA EL MAR, CON QUIEN DIOS NOS EN-
SEÑA FORTALEZA Y LIBERTAD.

sábado, 11 de septiembre de 2010

El caracol

¡Por fin encontré la foto del caracol!
Un día que no pude ir a la escuela por estar malo coincidió con la venida del fotografo a la misma. Me quedé sin la típica foto escolar, pero hubo un remedio, el fotógrafo pasó por mi casa y me hizo la foto con el caracol. Aún estaba entero, con la nariz rota, pero no duró mucho.

viernes, 10 de septiembre de 2010

miércoles, 8 de septiembre de 2010

La sirena de Massó

Me cuenta Merche que la sirena de Massó tenía códigos para que la gente entendiera a quién llamaba: según fuese un toque, dos o tres se llamaba a gente de distinta zona. Esto ocurría cuando había jornadas extraordinarias. La razón era que en determinadas temporadas de pesca los barcos volvían a puerto cuando ya acababan de llenar las bodegas, además podía haber bonificaciones en los precios según el momento de la llegada del pescado, esto implicaba que un barco podía atracar un fin de semana en el muelle y entonces había que descargarlo.

martes, 7 de septiembre de 2010

Los balandros

Los balandros eran barcos que transportaban carga, generalmente entre Cangas y Vigo. Eran barcos que tenían mucha cubierta para poder llevar los bultos y un buen mástil con una pluma que se manejaba con poleas, para subir y bajar los bultos al muelle. En Cangas estaba Antolín que tenía uno y hacía el servicio con Vigo. Recuerdo que transportaba bombonas de butano cuando empezaron las cocinas de gas. Quino me cuenta que Massó tenía dos balandros, en uno de los cuales trabajaba su padre. Dice que una vez tuvieron que hacer un viaje hasta Avilés. No recuerdo bien esos balandros, uno de ellos al parecer se llamaba El Delfín, pero supongo que serían como el de Antolín, en cuyo caso me puedo imaginar lo arriesgado que tenía que ser navegar fuera de la ría con tales barcos.

lunes, 30 de agosto de 2010

Viñó'2010

Viñó'2010 en PhotoPeach (por Pacucho)

El Bonito y el Vigués

El Bonito y el Vigués eran los peluqueros de Cangas a los que iba a cortar el pelo. Antes venía el Bonito hasta Salgueiron y me cortaba el pelo en la huerta, previo a unas carreras mías escapando de él por la misma, donde acababa con un plátano en la mano que me colocaba mi madre para que estuviera quieto. La peluquería era otra cosa, había unas tertulias muy animadas antes y después de los domingos en los que jugaba el Alondras. El Bonito era masajista del equipo y por tanto estaba en primera línea como para conocer los entresijos de los partidos. Yo asistía a aquellas tertulias sentado en aquella silla de sube y baja, con mi escobilla matamoscas, mientras me trasquilaban con tijeras o maquinilla. También recuerdo que los cortes con la navaja en el cuello se secaban con una barra blanca, por suerte o por ignorancia todos compartíamos la navaja y los cortes sin peligro, claro que en aquella época hasta nosotros hacíamos pactos de sangre haciéndonos cortes e intercambiando las sangres. ¡Qué cosas!

domingo, 22 de agosto de 2010

Viñó. Agosto 2010

¡Hola salgueironienses! Aquí tenéis algunas de las fotos de nuestro encuentro anual. Para mí fue, como siempre, muy entrañable; espero que para vosotros también.

jueves, 22 de julio de 2010

Colchones de lana

Puede ser dificil de creer pero en los años 60, al llegar el buen tiempo, se cogían los colchones de lana, se descosían, se les sacaba toda la lana, se lavaba la lana y la funda, se secaban ambas y se volvía a meter la lana dentro y se cosía. Este lavado de colchón eran tres días por lo menos. La lana había que desapelmazarla antes de volver a meterla para que el colchón quedase mullido. Aún no se había inventado el colchón de muelles, las fábricas de colchones actuales vinieron después. Recuerdo que solía ser una tarde soleada dando el sol en el salón y todo aquello desparramado por el suelo dejando pasar la tarde hablando de todo un poco.

El pedramol y el limón

Aquellas cocinas de hierro había que fregarlas con estropajo de esparto y pedramol. Lo mismo las sartenes, hasta que quedaban relucientes. Los restos del limón también actuaban como buenos desengrasantes, se recurría a productos naturales y a mucha fuerza de brazos. Los pisos de madera había que fregarlos rodilla en suelo con cepillos de cerdas, cuanto más duros mejor, y no me extrañó que se inventara la fregona visto el sacrificio que representaba semejante lavado. No podemos olvidar los pilones, con frio o calor, restriga que te restriega para que quedasen blancas las sábanas. Recuerdo que la ropa blanca había que ponerla al sol para que se clarease y en invierno acababa tiesa por congelación. El trabajo de casa en aquella época era bastante duro, no había las comodidades de hoy en día, y eran nuestras madres las que cargaban con casi todo.

jueves, 1 de julio de 2010

Vida doméstica


LIMPIEZA.- Nuestras casas olían a lejía, producto muy común para fregar los suelos de baldosas ( con cepillo y de rodillas). Para lavar la ropa se utilizaba el jabón Lagarto y cuando se empezaron a usar los detergentes en polvo las marcas que recuerdo eran: OMO, ESE.
Para la limpieza de los muebles no me consta que se utilizara ningún producto que los abrillantaba; y para quitar el hollín de la cocina de hierro se usaba el PEDRA MOL ( piedra blanda para fregar).
MOBILIARIO.- En nuestras casas había un único televisor (en blanco y negro) que emitía la programación a partir del mediodía con la Carta de Ajuste. La marca del de mi casa era TELEFUNKEN.
Dormíamos en colchones de lana, hasta que llegaron los primeros PIKOLÍN y nos abrigábamos con unas mantas finas que llamábamos cobertores. No existían los modernos somieres, sino los metálicos que muy pronto perdían la horizontalidad. En la cabecera de la cama colgaba un interruptor que llamábamos “pera” por su forma. En mi casa, como en otras muchas, había lo que llamábamos “cama turca” ( plegable y cubierta por una cortina estampada) que se utilizaba en caso de visita.
Único era también el teléfono, colgado en la pared o sobre el mueble de entrada. Para poder hablar había que llamar a una centralita y darle el número ( de dos o tres cifras) con el que queríamos comunicar.
ALIMENTACIÓN.- Recuerdo con cierta añoranza algunos productos y marcas que marcaron nuestra infancia como el chocolate DOLCA y las galletas CUÉTARA. La leche la traía a casa la lechera en unos recipientes de lata, directamente de la vaca, sin tratamiento alguno. Al hervirla y enfriar, quedaba una capa de nata gruesa que con frecuencia la extendíamos en el pan espolvoreada con azúcar; ( era una de mis meriendas preferidas).
Una bebida común en nuestras casas era la gaseosa (FEIJÓO), que un camión traía por caja ( de madera)todas las semanas.
GOLOSINAS.- Los chicles eran de la marca BAZOKA y las pipas FACUNDO. Los helados eran cortes (de nata, vainilla , fresa o chocolate) o polos de hielo (con sabor a limón o fresa).
ÁLBUMES.- Coleccionar cromos era una de nuestras distracciones favoritas. Recuerdo una de animales, otra de deportes y alguna relacionada con series de televisión como “Viaje al fondo del mar”.Poníamos mucho interés en terminar la colección aunque siempre había algún cromo ( el escasito) que nunca aparecía. Cuando el pegamento IMEDIO se acababa, los pegábamos con una pasta hecha de harina y agua, e incluso lo intentábamos con monda de patata, aunque el resultado no era siempre el deseado.

martes, 22 de junio de 2010

Indios y vaqueros

El juego favorito de pequeños era el de indios y vaqueros -en el caso de los niños-, unos hacían de indios y otros de vaqueros, se disparaban tiros imaginarios y de algún modo se eliminaban de la refriega. Era la influencia de las películas americanas de este género (las películas de Alan Ladd y demás). No había ningún personaje en concreto, todo lo más el indio Jerónimo, el caso es que los indios eran como los malos y los vaqueros los buenos. Llegábamos a construir las pistolas de madera y los arcos y flechas con palos. En Reyes pedíamos pistolas de estralos para mejorar la parafernalia. Teníamos, también, figuritas y fuertes para jugar, montábamos una escenografía y hacíamos las batallas moviendo con las manos los indios y los vaqueros. Cuando íbamos a ver las películas y aparecía el séptimo de caballería para salvar a los buenos, la gente se ponía a aplaudir a rabiar como reconocimiento de aquella buena acción que acababa con la maldad de los malos, los indios, por supuesto. Con el paso de los años me he convencido de que sufrimos manipulación de los sentimientos,..., los buenos y los malos no son tan fácilmente reconocibles.

viernes, 18 de junio de 2010

Cuando había luciérnagas

En el anochecer de los días de verano, cuando hacia calor, se veían luciérnagas (¿vagalumes?) en Salgueirón. Eran pequeños insectos alados, del tamaño de un mosquito grande, con la parte inferior de su cuerpo con luz verdosa. Era corriente verlas aunque lo más fascinante era ver el mecanismo luminoso. Fueron desapareciendo por alguna razón, probablemente debida a la acción humana, tal vez sean insectos indicadores de pureza medioambiental, de esos que son los primeros en sentir los efectos de la contaminación. ¿Las volveremos a ver por Salgueirón?

domingo, 6 de junio de 2010

Los carrachos

El otro día escuché esta palabra en la tele y me acordé de los carrachos (garrapatas) que cogía mi perro en primavera. Empezaban por ser pequeñas arañitas por medio del pelo y acababan hinchándose de sangre detrás de sus orejas. Ésta era una de las causas por las que el Roll se embadurnaba de desechos de ballena, lo hacía para desparasitarse. Cuando ya los tenía enganchados se los quitábamos echándole aceite y arrancándolos cuando estaban debilitados. Los carrachos se veían entre la yerba por la que andábamos tirados todo el día, sin embargo no recuerdo que llegasen a engancharse en ninguno de nosotros, aunque sí se comentaba que había algún caso que había ocurrido fuera de la zona.

jueves, 3 de junio de 2010

La marea roja

En un momento determinado se empezó a ver sobre el agua de la costa unas manchas rojas, algo parecido a una contaminación de gas-oil, pero de color rojizo. Se empezó a decir que si las aguas "purgaban", que si eran microorganismos, aunque lo curioso es que antes no se veía tal cosa. Se aceptó como un proceso natural que impedía comer el marisco libremente, aunque para los baños no tuvo especial repercusión. La fábrica tenía sus vertidos por detrás del muelle y, en ocasiones, se extendía una mancha blancuzca con fuerte olor a pescado, aunque en esas circunstancias había abundante pescado, sobre todo mújeles, que venían atraidos por el supuesto alimento. Los residuos de la ballenera que iban al mar podían llegar hasta Rodeira y el matadero dejaba la Congorza toda de color rojo cada vez que se sacrificaban animales. En aquella época no había noción de la contaminación.

domingo, 16 de mayo de 2010

El forte de Balea

El forte de Balea era un bunker de una batería costera que se debió de construir durante la guerra civil española. Probablemente serviría para defender la entrada a la Ría de Vigo. Lo que quedaba era aquella explanada con los sólidos habitáculos subterráneos dónde se parapetarían los artilleros, no había más restos que la estructura de la construcción. Los niños nos metíamos por aquellos recovecos que dejaban ver por sus ventanales el mar de la ría y esta visita coincidía con la que hacíamos al zapatero.

lunes, 10 de mayo de 2010

El zapatero de Balea

El de zapatero era uno de los oficios más útiles en la época. Los zapatos se remendaban y se arreglaban cuando se rompían o se quedaban pequeños, y no sólo los de las mujeres, los de caballero y los de niño. Había un zapatero en Balea al que íbamos de vez en cuando enviados por nuestras madres, aunque también íbamos a arreglar balones y botas de fútbol. Lo singular era el sitio en si, -habitual por otra parte de todos los zapateros-, era oscuro, con un olor intenso, con hojas de revistas de chicas con poca ropa o con equipos de fútbol  en las paredes y, en el centro, el zapatero sentado, con su minusvalía, con su delantal de cuero, hablando con todo el mundo.

viernes, 16 de abril de 2010

Las lecheras

La leche de diario la traían las lecheras a casa, llegaban con aquellas "lecheras" en la cabeza con ayuda del "molinete" hasta la misma puerta y la medían con unos cazos del mismo material de hojalata. Aquella leche había que hervirla para sanearla y para que no se echara a perder -por lo visto, de pequeño tuve una intoxicación con la leche porque las vacas también enfermaban. La leche tenía bastante nata que se iba acumulando para hacer postres o mantequilla -recuerdo que los primeros bocadillos eran de nata con azúcar. Después, con la llegada de los supermercados, empezó a llegar en botella de cristal con tapa de papel aluminio, que había que devolver para que no cobraran el casco, y fue el declive de las lecheras.

martes, 30 de marzo de 2010

No cantar en Semana Santa

En Semana Santa no se podía cantar, así como suena, nada de canciones ni canturreos. La radio ponía música clásica de tipo fúnebre, intercalado con las noticias, y en verdad era un tostón. Se vivía la semana con este tipo de recogimiento, no sé si era más religioso o no, el caso es que había un paréntesis en la vida diaria y se notaba que era Semana Santa. Para nosotros había la compensación de los roscones de la época, un olor a dulce anisado impregnaba la casa porque se hacían unos cuantos (barras o roscas) para que duraran esos días, y aunque no se podía cantar, al menos, se podía comer dulce.

viernes, 19 de marzo de 2010

Los zapatos Gorila

En aquella época había unos zapatos marca Gorila que tenían fama de ser muy resistentes, pero había una cosa más interesante que los zapatos, para nosotros los niños, y era que con cada caja de un par de estos zapatos regalaban una pelota de goma verde. Esta pelota también era dura y resistente, a la altura de los zapatos, y nosotros la usábamos para jugar al juego aquel de lanzarnos pelotazos con aquel proyectil. El caso es que dolía y había que estar a distancia, necesitábamos toda la Alameda para jugar, lo cual da idea de la magnitud del lanzamiento. No recuerdo el nombre de aquel juego pero casi podíamos emular al béisbol con los latigazos que mandábamos con el brazo a todo poder.

domingo, 28 de febrero de 2010

Playa de la Congorza


Una foto del Faro de Vigo de la playa de la Congorza.
Domingo 28 de febrero de 2010

En primer plano una gamela y una chalana, la playa a continuación y los edificios de la Ballenera al fondo. Detrás del fotógrafo estaría el Matadero y la Laguna.
El camino que hay sobre el muro lleva al muellecito. La playa de la Congorza (¿de dónde vendrá ese nombre?) es pequeña y se usaba entonces para poner las gamelas y chalanas, a lo sumo algunos bañistas la usaban para tomar el sol. El principal problema entonces era la sangre del matadero que dejaba la pequeña rada de color rojo cuando se mataban las vacas.

jueves, 18 de febrero de 2010

Las primeras series de TV

Las primeras series de TV que recuerdo fueron las de Rintintín y Patrulla de caminos. Las veíamos en la tele de la Cantina a la vez que los partidos de fútbol del Real Madrid. Me quedaba pegado al mostrador cuando iba a buscar el vino o simplemente nos acercábamos hasta allí como niños curiosos a ver lo que había. Era la tele en blanco y negro (con lluvia y carta de ajuste). Poco después se fueron comprando teles en las casas y se fueron sustituyendo las novelas de la radio por las series y concursos de la única cadena que había entonces, la primera de Televisión Española en VHF. Poco después vino la segunda en UHF y el color.

domingo, 7 de febrero de 2010

Los trabajadores de la luz

Cuando se hacía una acometida eléctrica primero traían aquellos postes de madera embreada y los dejaban sobre los caminos. Luego venían y los ponían verticales. A continuación aparecían los de la electricidad con aquellos aperos para escalarlos: unas espuelas y un cinturón con el que abarcaban su cintura y el poste. Así encaramados se mantenían en lo alto haciendo la instalación. Cuando se iban quedaba el poste con la señal de aquellos espolones con los que se apoyaban al subir. Curiosamente esta técnica es la que me encontré en los podadores de palmeras cuando llegué a Canarias. Técnica que también ha desaparecido recientemente.

sábado, 6 de febrero de 2010

El cometa de San Roque

Tuvo que ser a finales de los 50, porque yo era muy pequeño, cuando apareció un cometa por encima de San Roque, visto desde Salgueirón. Lo recuerdo con la imagen típica de los cometas con una estrella y una cola, tal como el del portal de Belén. Al anochecer estaba siempre allí situado, lo veía desde la ventana de atrás de mi casa antes de irme a dormir, y duró bastante tiempo. Para mí se convirtió en un paradigma de imagen de cometa que después no he vuelto a ver, porque los cometas de todos estos últimos años tenían otra forma, eran redondeados y semejaban un proyectil.

domingo, 31 de enero de 2010

El Santa María

El Santa María era unos de los trasatlántico que venía regularmente a Vigo, tenía bandera portuguesa y era de color blanco con chimenea amarilla. Hubo un año en el que se armó un gran revuelo, unos piratas habían secuestrado el trasatlántico por motivaciones políticas más que económicas. Al frente estaba Galvao, un personaje desconocido hasta entonces y, para los niños que éramos en aquella época, se nos escapaba la motivación última de semejante acción. El incidente se resolvió al poco tiempo y resultó extraño volver a ver aquella silueta blanca entrar por la ría con destino al puerto de Vigo.

jueves, 7 de enero de 2010

El niño y el caracol

"El niño y el caracol" era la escultura que había en la alameda, un niño montado sobre un caracol adecuado a su tamaño. Sobre los tres o cuatro años me hicieron una foto con ella --que aún conservo--, en la que la escultura estaba entera, y digo entera porque al poco tiempo se partió por la mitad. Quedó sólo el caracol, la imagen del niño desapareció, y este elemento lo usábamos los niños para hacer la portería de los partidos de fútbol que jugábamos con tanto ahínco (tal vez se rompió por esa utilidad de poste de portería que le dimos a la escultura desde el principio). Ya más adelante no había restos de la estatua, desapareció y, si simbolizaba el juego infantil, allí quedábamos nosotros rompiendo zapatos dando patadas al balón.