jueves, 22 de julio de 2010

El pedramol y el limón

Aquellas cocinas de hierro había que fregarlas con estropajo de esparto y pedramol. Lo mismo las sartenes, hasta que quedaban relucientes. Los restos del limón también actuaban como buenos desengrasantes, se recurría a productos naturales y a mucha fuerza de brazos. Los pisos de madera había que fregarlos rodilla en suelo con cepillos de cerdas, cuanto más duros mejor, y no me extrañó que se inventara la fregona visto el sacrificio que representaba semejante lavado. No podemos olvidar los pilones, con frio o calor, restriga que te restriega para que quedasen blancas las sábanas. Recuerdo que la ropa blanca había que ponerla al sol para que se clarease y en invierno acababa tiesa por congelación. El trabajo de casa en aquella época era bastante duro, no había las comodidades de hoy en día, y eran nuestras madres las que cargaban con casi todo.

1 comentario:

luscofusco dijo...

Pues el estropajo de esparto, es lo mejor, no suelta microfibras plasticas, como los estropajos sinteticos. Esas microfibras sinteticas, aparecen en los peces de rios y mares y finalmente en nuestro plato. La vida era dura, si, pero habia escelentes y abundantes alimentos, hoy nuestras rias estan casi muertas.