Estuve en Galicia este mes de Marzo, hacía años que no coincidía con este mes, y volví a recordar el brotar de los árboles. Delante de la ventana de mi habitación había un pesegueiro abrideiro, y en éstas fechas empezaban a salirle los brotes de las flores de los nuevos frutos. Con el paso de los días veía aparecer las hojas, los pequeños pésegos, hasta que finalmente, por el mes de julio, observaba ya los frutos que empezaban a madurar. Algún año llegué a coger algún pésego desde la propia ventana. Los pésegueiros abrideiros y duraznos daban muchos frutos, con mucha agua, lo que resulta sorprendente es que quedasen en segundo término ante melocotones o nectarinas, porque realmente son una fruta valiosa y, además, los árboles son muy resistentes, valor que se debe de considerar también en una época en que hay que economizar energía.
sábado, 19 de marzo de 2011
lunes, 7 de marzo de 2011
Orejas y filloas
El Carnaval era época de orejas y filloas. Las orejas eran una masa que se freía y luego se espolvoreaba con azucar y canela; quedaban retorcidas y le daban apariencia de una oreja, de ahí el nombre. Las filloas se untaban de azucar o miel y se enrollaban. El Carnaval era época de rebuscar en los armarios y los viejos baúles la ropa antigua, para formar un disfraz indefinido que se llamaba "facha". Comprábamos caretas de cartulina (que se ablandaba con el sudor), atadas con una goma, y con tal facha nos echábamos a la calle. Íbamos por las casas esperando no ser reconocidos pero tal hecho duraba poco, porque éramos los de siempre. Hartos de ser reconocidos, un año, les pedimos a nuestras madres que nos hicieran un capuchón de tela, cual verdugos, y esa vez tuvímos más éxito, aunque realmente debiamos de parecer auténticas fachas.
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