Fernando habla de las raquetas de tenis que llegaron de U.S.A., se podía decir que fue una época de modernidades, cambiaron muchas cosas en poco tiempo y estas memorias dan testimonio de ello. Por primera vez vi cómo los albañiles de la fábrica hacían tabiques usando unos polvos grises, el cemento, para construir el lavadero de mi casa (este recuerdo debe de ser bastante antiguo). Un hito importante fue la llegada de la TV con los tejados poblados de parrillas. Recuerdo que la vieja radio con los seriales de la tarde, que se oían con unas voces solemnes en todas las casas (Guillermo Sautier Casaseca era como un familiar de todos), pronto fue sustituida por la tele en blanco y negro con aquella lluvia que se ponía cuando se perdía la señal. Algunas veces desde mi casa sintonizaba Portugal, también tenía lluvia pero se podían distinguir mejor las imágenes de las películas (sin doblar). También se acabaron las neveras de hielo y llegaron las eléctricas, con ello me ahorré el tener que bajar a la fábrica de Massó a buscar los bloques de hielo. Llegó el butano y se acabó la cocina de hierro. Realmente, la cocina de hierro era un buen invento, tal vez se ganó en rapidez al cocinar con el gas --y, también, en engrase de toda la cocina--, pero la cocina antigua era muy útil en muchos sentidos: calentaba agua, calentaba la casa, servía para secar ropa y aprovechaba los restos del monte. Se acabó el fabricar el jabón con restos de aceite y sosa, aparecieron los supermercados, como el de Mucha en la Caína, y con ellos llegó el jabón en polvo. También llegó el chorizo Revilla y se acabaron los bocadillos de nata con azúcar y de plátano. Tal vez era el nacimiento de la sociedad de consumo.
Nota: Los recuerdos están asociados a un momento concreto en el que ocurre algo, por ejemplo, me acuerdo de la novedad que suponía para mi el descubrir que con aquellos polvos grises los obreros fabricaban piedra, es decir, tengo el instante en que descubro ese conocimiento. Por otro lado, también están asociados con el esfuerzo por conocer, recuerdo a mi padre trajinando con el cambio de la antena de radio que había en el tejado de mi casa por la de la TV. De las nuevas antenas, me preguntaba cómo podían funcionar y me daba cuenta que eran como un peine que tenía que capturar la onda invisible, al igual que las de radio lo hacían con el hilo tendido. También recuerdo lo que sabía de los viejos aparatos, veo la gruesa nevera vieja, oliendo a latón, y veo la cocina de hierro, con su plancha caliente y chisporroteando el fuego en medio de aquellos aros. Sabía que aquellas paredes gruesas eran para no perder el frío del hielo y que el deshielo se recogía en un compartimento de latón. Se que la plancha de hierro de la cocina dispersaba el calor hacia el calderín y que los aros regulaban el ancho de las cacerolas. Particularmente, recuerdo el momento en que descubría algo y lo que llegaba a saber de las cosas.
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