viernes, 31 de octubre de 2008
Calabazas con velas
Los difuntos los celebrábamos los niños a nuestra manera. Era una época tristona coincidiendo con el apagar de la naturaleza, el secarse del campo y caer de las hojas, predominando el tono marrón. Por entonces quedaban al descubierto las calabazas que se habían plantado en medio de los otros cultivos, con sus colores amarillentos y naranjas destacando en medio de aquellos ocres. Recuerdo que cogíamos pequeñas calabazas, las vaciábamos de las pepitas, le horadábamos unos ojos y una boca, y le poníamos una vela dentro. Después las dejábamos por la Alameda o por las escaleras de la fábrica, esperando sorprender a algún incauto.
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