El pan lo traían de la de Rosa de Cangas todos los días a Salgueirón. Aparecían en una furgoneta que pitaba para avisar de su llegada, -solían traerlo las hijas de Rosa, Rosita y Lolita, por aquel entonces-, se cogía la bolsa de pan y se iba a buscar en la breve parada. En otra bolsa se acumulaba el pan duro que luego se echaba a las gallinas, que era una forma de reciclaje de la comida, dicho sea de paso. Las gallinas recibían los desechos orgánicos para volver a recuperar la comida a falta de cerdos. Se compraban barras de pan pero recuerdo que por aquel entonces había el pan bombón, unos bollos muy esponjosos y con un sabor especial, parecidos a lo que son las medias noches hoy en día, aunque curiosamente no volví a encontrar ese pan en Cangas.
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