martes, 17 de febrero de 2009
La matanza del cerdo
Siendo pequeño asistí a la matanza de un cerdo detrás del Hotel. Se mataba el cerdo clavándole un gran cuchillo en la garganta. ¡Chillaba de lo lindo!. La sangre se recogía en unas palanganas para hacer las morcillas y las filloas. Se extendía en un banco y se le quemaban los pelos con unas pajas encendidas. En varios sitios de Salgueirón se debían de cuidar cerdos que luego se sacrificaban porque solía oírse el silbido del capador en otoño, aunque posteriormente también usaba aquel silbato el paragüero-afilador. Éste último venía al principio con su tradicional rueda de afilador, posteriormente traía una moto, afilaba cuchillos y ponía remaches en las tarteras que se picaban.
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