sábado, 13 de diciembre de 2008
La fábrica de Massó por dentro
Estoy apoyado en la barandilla de espaldas a las oficinas, en el piso superior, mirando la fábrica por dentro, un enorme espacio para mis ojos, con actividad de trabajo. Unas filas largas de mujeres vestidas de blanco, con pañuelo en la cabeza, cogen el bonito o las sardinas de las parrillas que transportan unas cintas en un recorrido continuo, unas vez llenadas las latas las vuelven a la cinta. Al final del proceso están las calderas, o autoclaves, donde previo al añadido de aceite se deben de cerrar automáticamente. Hay filas paralelas para cuando haya mucho trabajo pero lo habitual es que sólo este funcionando la fila de la derecha. A la izquierda, cerca de la entrada de la torre han puesto unos pilones de agua dónde tienen el pescado a lavar o a la espera de que se vaya avanzando el género. En la parte superior, a la derecha están las oficinas técnicas y los talleres mecánicos donde se hacen las latas. Este nivel superior acaba al fondo al nivel de la calle, por el Garaje, por encima de la chimenea. Debajo de mí está la entrada, a veces entran los camiones dentro de la fábrica, por la entrada principal, a cargar las cajas de latas de conserva. A la derecha de la entrada, en la planta baja, está el taller eléctrico, con su suelo de goma. También abajo, a mi izquierda, debajo de la torre está la entrada al subterráneo donde está la producción de hielo. Huele al pescado cocido.
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