miércoles, 4 de marzo de 2009
La tienda de la señora Francisca
La señora Francisca es uno de los personajes más antiguos que recuerdo, detrás de su mostrador nos vendía los productos que no podíamos comprar en el economato de la fábrica. Tengo la imagen de una señora enlutada que hacía los cartuchos de maíz o harina (había que llevar el papel), pesaba y cobraba. Era la de Romay, la única tienda que había cerca de Salgueirón, con su secadero de pulpo al lado con aquel olor penetrante. Cuando empezaron los supermercados, como el de Mucha en la Caína, se acabó la tienda, no podía competir con la variedad que tenían estos nuevos establecimientos.
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5 comentarios:
Algunas veces nos encargaban, a los niños de la casa, hacer pequeños recados a una tienda muy cerca del Hotel (por lo que comentas, supongo que sería la de la señora Francisca).
Me acuerdo que un día nos mandaron ir a por una sandía. Elegí la más grande de todas y me empeñé en cargarla yo sola. La apretaba muy fuerte para que no se me cayera al suelo y se rieran de mí. Pesaba muchísimo, pero no quise dar el brazo a torcer. Luego al llegar a casa me sentí tan satisfecha que ni me importaba el dolor que tenía en el estómago de tanto apretarla.
Saludos.
De la tienda de la señora Francisca recuerdo la penumbra, sus abigarradas estanterías, y un enorme recipiente de cristal lleno de aceitunas grandes como ciruelas. Por delante de su fachada y en dirección a San Roque subía un caminito estrecho (muy transitado en tiempos, era el primitivo, el que había) y paralelo a la carretera actual, que enlazaba en la Caina con el Camino Viejo. Desgraciadamente en la actualidad la fachada de un establecimiento hostelero se levanta sobre el antiguo camino sin respetar ningún tipo de retranqueo. Este verano (julio de 2012) en un alarde de desprendimiento, altruismo y un admirable sentido del bien público, el propietario del establecimiento colocó un letrero (texto en negro, fondo rojo) con el siguiente texto: PROHIBIDO APARCAR. USO EXCLUSIVO DEL HOTEL.
La Señora Francisca Viñas, era la mujer q llevaba l administración férrea de una casa y negocio junto con el Secadero de Pulpo.
Los vecinos compraban y ella anotaba el valor de l compra en una libreta, para éstos luego pagarlo a final de mes o cuando pudieran.
También tenía una báscula con las pesas de antallo. Le traían sacos gigantes de harina, arroz, azúcar, garbanzos, lentejas, etc...todo en sacos.
Las aceitunas tan famosas, llegaban en bidones. Se hacía el pan en el horno romano q tenía en el sitio que llamaban *la lareira*.
Tenía una artesa q cabían dos personas.
Era una casa muy familiar.
El motivo del cese del negocio no fue el q otros aparecieran. (Aclaración).
Ayudaba a muchas personas! ❤️❤️
Otra anécdota, cuando la gente salía de sus casas de madrugada a trabajar a Masso ella abría l puerta de l tienda para venderles los bocadillos y lo q necesitaran, se escuchaban los pasos apurados de todos los trabajadores_as por la carretera....q tiempos más prósperos para todos en esa época!❤️
La "penumbra de sus abigarradas estanterías"
Las estanterías eran precisamente el lateral de las escaleras q se aprovechó para ese uso.
El negocio era un despacho de productos. Se hizo con l intención de ayudar a los vecinos, sobre todo los trabajadores_as q salían de madrugada.
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