De pequeños jugábamos con las propagandas de las películas, eran unas octavillas a todo color que los niños coleccionábamos para jugar dejándolas caer desde la pared a suelo. Esa era nuestra primera lectura, por decirlo de alguna manera. Realmente lo primero que leímos fueron aquellos chistes del Capitan Trueno, de Hazañas Bélicas y de Roberto Alcazar y Pedrín. Había chistes para niñas, pero no recuerdo los nombres. Luego vinieron los libros juveniles. Los autores que yo leía eran Emilio Salgari y a Enid Blyton, fundamentalmente. Del primero recuerdo toda la saga de aventuras de piratas asiáticos con Sandokan al frente y de la segunda, las aventuras de los cinco, con Fatty como líder de la pandilla. Los solía leer en verano que era cuando tenía tiempo.
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